Debe enfrentar una movilización popular con los trabajadores a la cabeza que, desde la masividad de la lucha de los maestros y a partir del desborde que sufrió la burocracia de la CGT en su acto -pasando por el enorme paro de mujeres y la inapelable derrota del “negacionismo” el 24/03- anuncia un cambio de situación: la pelea por derrotar el ajuste pone en cuestión al proyecto macrista de conjunto.
Este es el marco en que llega finalmente, luego de todas las dilaciones posibles, el llamado a paro de la CGT. Para la burocracia que conduce la central obrera, el paro es una concesión a las bases que reclaman acción, y en tal sentido su intención es descomprimir una situación caldeada y por lo tanto desmovilizar a partir del día después. En esto coinciden tanto los que tratarán de recomponer el vínculo con el gobierno como aquellos que jugarán de lleno en la interna del PJ.
Amén de haber confirmado que el 6 se quedan en sus casas, en la carrera dentro del peronismo se inscriben también los organizadores del acto de la CTA de la semana pasada. Eso explica cómo tanto Micheli como Yaski salieron a la dar explicaciones de su “defensa de la democracia”, entrando en el eje con el que el gobierno pretende atajar su propia crisis.
Hay que darle un carácter activo al paro general en dirección a una salida popular. Para que sea una jornada en que los trabajadores que vienen protagonizando peleas, ya sean estatales, de la industria o desocupados, confluyan en acciones callejeras, en dirección a conformar el espacio de unidad del combativismo y los que luchan. Dándole forma a un plan de lucha nacional que sea continuidad de la pelea en curso, encauzando el auge de masas para quebrar el plan de ajuste y abrir una situación nueva, en la que el pueblo ejerza su derecho democrático a la revocatoria de un gobierno que trabaja para los ricos en detrimento de las mayorías, retomando la experiencia de diciembre de 2001.
PRML,
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